Karina Betancourt descubrió su pasión por el dibujo cuando era adolescente; pero en 2018 lo aprovechó para algo más que un hobby.
Ingenio y creatividad fueron los pilares de Karina para iniciar su emprendimiento que une sus dos pasiones, la naturaleza y el arte, y que desde hace un año la ayuda a generar más ingresos.
Tras culminar sus estudios en ingeniería agropecuaria y después de trabajar en diferentes entidades, Karina empezó a ejercer parcialmente su profesión y montó La Chakra, un establecimiento donde distribuye insumos agropecuarios. No obstante, su actitud emprendedora la motivó a buscar otra actividad. De ahí que en su tiempo libre comenzó a dibujar de nuevo pero esta vez con técnicas más complejas.
A través de una conversación con uno de sus clientes y gracias al reto de uno de sus amigos, que le pidió que pintara su banda favorita en una maceta de 4cm, Karina detectó que su destreza para plasmar diseños sobre macetas podía salir de lo convencional, ser una buena idea y, ¿por qué no?, un buen emprendimiento.
Para esta emprendedora dialogar con sus clientes y llegar a un acuerdo es la clave. Así, el cosumidor obtiene lo que necesita sin perder la calidad del producto, asegura.
La técnica que usa Karina ha llamado la atención, de manera que sus productos son solicitados en grandes cantidades para bautizos, recuerdos de bodas, fiestas, logos empresariales, entre otros.
El tiempo de producción de las macetas puede varias entre 1 a 3 días, todo depende del tamaño y la complejidad del diseño que desea el cliente, mientras que los pedidos masivos se demoran hasta 1 semana. Los precios oscilan entre $6 a $15. Si los pedidos son al por mayor se aplica un descuento.
A mediano plazo, Karina espera abrir su propia tienda de macetas personalizadas y generar empleo para más personas.