Tzvetan Todorov (Sofía, 1939) murió este lunes en Francia, el país donde se refugió tras su salida de la Bulgaria comunista y donde desarrolló su obra, considerada un trabajo fundamental para el humanismo del presente. Tras su llegada a París, donde completó estudios con el filósofo Roland Barthes y dirigió con el teórico de literatura Gérard Genette la revista Poétique en los años previos a la revuelta estudiantil de Mayo del 68. Su trabajo se fundamenta, desde entonces, en una perspectiva propia de los sentimientos de desarraigo y pertenencia. Todorov analiza y matiza el funcionamiento de los regímenes totalitarios y de los sistemas democráticos, desde las experiencias históricas y el ejemplo vital e intelectual de sus antecesores.
Todorov propuso un humanismo que use por igual las nociones que inspiraron el movimiento revolucionario de 1789: libertad, igualdad y fraternidad. En 2008, durante su discurso del PremioPríncipe de Asturias en Ciencias Sociales sostuvo: «Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización».
En el mismo discurso dijo: «Desde finales de la Guerra Fría, la democracia en Europa está sometida a numerosos peligros. Y la mayoría de ellos no procede del exterior, sino de las reglas y mecanismos de la propia democracia, que se han llevado al extremo de la perversión extenuando el sentido original del sistema moderno».
Durante sus 77 años escribió más de 40 libros, traducidos a idiomas. En la lista de lecturas obligatorias para comprender su obra se destacan títulos como Elogio de lo cotidiano, El jardín imperfecto: luces y sombras del pensamiento humanista, La fragilidad del bien: el rescate de los judíos búlgaros, El nuevo desorden mundial, Los aventureros del absoluto, El espíritu de la ilustración, El miedo a los bárbaros, La experiencia totalitaria, Vivir solo juntos, su autobiografía El hombre desplazado y Los enemigos íntimos de la democracia.
Desde Memoria del mal, tentación del bien Todorov se anticipó al cierre de las fronteras desde la democracia. Alertó sobre las tendencias totalitarias de formas de gobierno contemporáneas, que están cargadas de xenofobia, falta de pluralismo y la expulsión de los inmigrantes. «En la sociedad actual estamos exagerando el miedo a los otros. Y ese terror a los que consideramos bárbaros nos convierte en bárbaros a nosotros. Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro gran primer conflicto en el siglo XXI».
En su última publicación, un conjunto de ensayos bajo el título La experiencia totalitaria, el autor dice que mientras no se admita que la inhumanidad es algo humano seguiremos en la mentira piadosa.