El rock es blues acelerado.
Little Richard
Desde los campos de algodón del sur de Estados Unidos, desde las épocas de la esclavitud, la comunidad afroamericana fue desarrollando ritmos que, como un virus, fueron contagiando al mundo. Todo inició con un lamento, el sufrimiento de un esclavo que transformó su pesar en melodía, como se describe en el documental The Blues (2003) de Martin Scorsese. Con la muerte de Chuck Berry, a sus 90 años, y dejando su último álbum terminado como el punto final de su discografía, recordamos que, entre las décadas de los cuarenta y los cincuenta, aparecerían estrellas musicales para ofrecer un sonido que no distinguiría entre el negro y el blanco: rock & roll.
Pongámonos eléctricos
El blues no es más que un lamento que la comunidad negra de Estados Unidos desarrolló en la zona rural de Mississippi o Luisiana. Lo que no se podría imaginar entonces era que, después de la primera década del siglo XX, músicos de blues como Robert Johnson —quien, como dice la leyenda, pactó con el diablo para tocar tan bien— o Huddie William Ledbetter, alias ‘Leadbelly’, pasarían de cantar en el campo y crear las bases de lo que después sería el rock & roll. Estos artistas elaborarían canciones míticas como ‘Sweet Home Chicago’ —después interpretada por Eric Clapton— o popularizarían otras como ‘Where did you sleep last night?’, que Kurt Cobain pondría en los oídos de la Generación X ocho décadas después de su creación en 1917.
Un inicio silencioso comenzaba. A finales de la década de los cuarenta, otros artistas de blues saldrían del campo a la ciudad de Chicago, para tocar en Chess Records. Muchos músicos afroamericanos grabarían en esa mítica disquera: Little Walter, Etta James, Bo Diddley o Willy Dixon. Pero entre ellos, dos guitarristas lograrían la influencia necesaria para iniciar una revolución musical: Muddy Waters y Howlin’ Wolf. Pronto el boom del rock & roll iba a explotar.
El primero en dar el paso a lo moderno fue Muddy Waters, quien cambió su guitarra acústica por una eléctrica. La pequeña distorsión, producida por la técnica slide —mover los dedos sobre la cuerda mientras esta es sostenida—, daría lugar a un sonido que llamaría la atención de facciones de la comunidad blanca estadounidense y de la juventud británica. Fue tanto el gusto que unos chicos londinenses, al escuchar el coro de la canción ‘Catfish Blues’ en 1962, decidirían llamarse The Rolling Stones.
Waters pronto tendría competencia. Instantáneamente, cuando su reputación se fortalecía, Howlin’ Wolf entró en la escena. La voz rasposa y profunda de Wolf, similar a un aullido y sus rasgados de guitarra potentes, llamarían mucho la atención, con su canción ‘Spoonful’. Según el documental de la BBC Las siete eras del Rock (2007), estos dos músicos definirían gran parte del rock en Inglaterra y la posterior Invasión británica, la llegada de decenas de bandas influenciadas directamente por el blues.
«It’s the beat, the beat, the beat»
Poco a poco, Chess Records se convertiría en el ojo del huracán musical que se aproximaba a un Estados Unidos con altos índices de segregación racial. Los genios afroamericanos seguían llegando. En 1950, aparecerían Chuck Berry y Little Richard con un estilo diferente de blues: más rápido y movido, la esencia que seguiría dentro de la tradición del rock & roll. Por otro lado, B. B. King saldría de Mississippi para tocar intensos solos de guitarra; un estilo que músicos como Eric Clapton, Jimi Hendrix o Jimmy Page seguirían. Tal fue la influencia de B. B. King en el rock posterior, que la revista Rolling Stone lo colocaría como el sexto mejor guitarrista de todos los tiempos. El reloj seguiría tintinando hasta la explosión.
La detonación oficial se presentó cuando un joven blanco de Mississippi, que había vivido entre la comunidad afroamericana, se presentó el 3 de abril de 1956 en la televisión nacional estadounidense. Elvis Presley tocaba en el Milton Berle Show de la NBC con su versión de la canción ‘Hound Dog’, popularizada anteriormente por la cantante de blues Big Mamma Thornton. A medida que Elvis subía a la fama, detrás de él muchos artistas afroamericanos encontraban un mercado menos segregado.
La juventud blanca y rocanrolera comenzaba a crecer a finales de la década de los cincuenta. Artistas como Jerry Lee Lewis, Buddy Holly o Bill Haley and The Comets comenzaban a sonar en las emisoras que hasta entonces no tenían permitido sonar a los cantantes afroamericanos. Este blues acelerado, llamado rock & roll, comenzó a invadir cada radio y programa de televisión musical; y los enemigos, naturalmente, empezaron a surgir.
El rock & roll comenzaba a relacionarse con el sexo, por su baile que incitaba el meneo de la pelvis. Pronto, las comunidades religiosas no dudaron en atacar. En ese sentido, el manifiesto más famoso es el sermón del reverendo Jimmy Snow, quien recalcaba que el diablo estaba escondido en la lujuria que producía este ritmo. Al igual que el blues en sus inicios, el rock fue satanizado por religiosos de Estados Unidos. Mientras Inglaterra se convertía en un caldo de cultivo para la evolución de este género musical.
El efecto antisegregación se va disipando
A la par que el rock & roll nacía, se reproducía y generaba controversia, en 1955, el Movimiento de los Derechos Civiles empezaba a funcionar. Era el reclamo de la comunidad afroamericana ante el Estado por la garantía de sus derechos completos como ciudadanos estadounidenses. A pesar de que el rock no se involucró directamente con la causa, colocó un sonido de fondo que incitaba a olvidarse de los límites que imponía la raza.
Ese detalle se observó en el primer concierto de rock & roll de la historia: The Moondog Coronation Ball. El 21 de marzo de 1952, en Cleveland, el conductor de radio Alan Freed organizó el primer recital de rock, que terminó por órdenes de la Policía al ver a blancos y afroamericanos mezclados. Las políticas de segregación fueron ignoradas. Aun así, el rock no se acercó mucho al Movimiento de Derechos Civiles, pero el jazz sí lo hizo.
Los músicos de jazz como Nina Simone, se convirtieron en militantes del Movimiento de los Derechos Civiles; otros, como Ray Charles, contribuyeron de forma diferente: como el día que se negó a tocar ante un público segregado en el estado de Georgia. Siendo un género enteramente afroamericano en ese momento, se prestó para la lucha de la comunidad negra contra un Estado racista y opresor. A diferencia del rock & roll, que cada vez tenía más blancos tocando la guitarra, tratando de imitar a Chuck Berry.
El rock & roll se blanqueaba poco a poco, los músicos negros comenzaban a desligarse de este y vincularse a ritmos como el soul y el funk. Ya para la década de los sesenta, con la Invasión británica y el Movimiento Hippie, el rock solo era tocado por blancos, a excepción de Jimi Hendrix, que tuvo que escapar a Inglaterra para consagrarse como el mejor guitarrista de todos los tiempos, según el veredicto de la revista Rolling Stone. Estaba claro, un artista afroamericano debía salir del país para ser valorado.
Alrededor de seis décadas han pasado desde el nacimiento del rock & roll. Aunque se ha distanciado de sus raíces negras y ha pasado a mezclarse y diversificarse en muchos otros géneros musicales, como el heavy metal, punk, garage y art rock, entre otros, en un punto retornan al núcleo: el blues.
El ícono rocanrolero Chuck Berry ha fallecido en un Estados Unidos que aún hoy se encuentra en medio de la xenofobia y el racismo. Habría la posibilidad de que entre las notas de su guitarra, él nos haya dejado las bases para encontrar un nuevo sonido, que al igual que el rock & roll, recuerde la frígida época de la segregación para romper las barreras raciales que todavía se mantienen.