Una hora y media de febril actividad fue el tiempo que tardó el fallecido artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín en pintar el afilado rostro de su amigo Paco de Lucía, el genio de la guitarra, cuyo retrato descansa en las paredes de la fundación que lleva el nombre del pintor, en Quito.
«Este hombre me llena tanto de su saber, de su saber espiritual, de sus manos, que es un verdadero prodigio, es un hombre que me conmueve hasta las lágrimas…y por eso le admiro», explicaba Guayasamin en un documental que recoge el proceso creador de aquella obra.
Sentado en un taburete tras el lienzo, fumando, Paco de Lucía se dejaba escrutar por el pintor ecuatoriano aquel 21 de marzo de 1994, según recoge el vídeo, cuya banda sonora es interpretada por el propio De Lucía.
El documento audiovisual y el retrato forman parte del recorrido por la casa museo de Guayasamin en el barrio quiteño de Bellavista, por donde pasan cada año miles de visitantes para conocer la obra y la vida del ilustre pintor ecuatoriano.
Ambos se habían conocido tiempo antes en Madrid, en una exposición de arte a la que el guitarrista acudió junto a su grupo y tras una espléndida cena «se empezó a forjar ahí una amistad que fue después como de dos hermanos», recordaba hoy Pablo Guayasamin, hijo del pintor, en declaraciones a Efe.
«Tenían una relación maravillosa de hombres bohemios» y, según Guayasamín hijo, les unía la capacidad común de expresar el dolor y la tristeza.
Según él, su padre «a través de formas y colores marca la tristeza, marca las injusticias, marca el dolor del ser humano en general: es un grito desesperado contra la violencia, a favor de la paz y pidiendo que los seres humanos nos demos las manos y busquemos un futuro mejor».
Paco de Lucía, por su parte, «con su guitarra igualmente expresaba ese dolor de los marginados, del pueblo gitano, de toda esta música que llega hasta el fondo del alma», señaló.
El vídeo muestra a un Guayasamin concentrado y silencioso, que va y viene con su espátula en la mano derecha y traza primero gruesas líneas sobre el lienzo para después ir perfilando la obra con otros trazos más pequeños, con los que perfila el gesto del astro de la guitarra, al tiempo que ajusta el color de la obra.
El pintor compara en el vídeo el rostro del músico con «una catedral» y dice que «le ha ido creciendo como una torre…Y es así que es él y no es alto (…) es la capacidad musical que tiene, que le hace crecer como una torre, como una catedral».
El famoso retrato del guitarrista viajó a finales de 2012 a Cádiz (sur de España) como parte de la exposición «El tiempo que me ha tocado vivir», sobre la obra de Guayasamin, aunque anteriormente ya había sido expuesto en Madrid, en el centro cultural Conde Duque.
Está previsto que este particular cuadro sea llevado próximamente a otras exposiciones en Brasil y China.
Tras el feliz encuentro que dio como fruto el retrato, Guaysamin y De Lucía se reunieron dos o tres veces más, aunque siempre sin planificarlo.
«Se encontraban donde la casualidad los llevaba, los dos eran unos trotamundos (…) el mundo los llevaba por los mismos senderos», comentó el hijo del pintor.
Desde las paredes del estudio de Guayasamín, donde está colocado el retrato, los oscuros ojos de Paco de Lucía parecen observar, sobre una mesa, un busto en arcilla del artista que tanto le admiró, pero también a los visitantes del museo que hoy, a su vez, contemplaban el retrato del guitarrista con una mirada muy especial. EFE