uno de los beneficios es el abaratamiento de los costos de distribución
Todos los caminos conducen a lo digital. El cine no es la excepción y lo constata el anuncio de las majors de la industria: Paramount y Fox. Para ambas empresas se acabó la distribución de películas en celuloide. ¿Qué sigue? Ahora todo se hará en dcp (digital cinema package), un pequeño disco duro portátil.
La 86 edición de los Premios Oscar, que se celebrará este domingo 2 de marzo, será la última en la que se incluya una mayoría de películas filmadas en rollos.
El cine de celuloide ha marcado toda una era. Algunos románticos se aferran al proceso fotoquímico para dar vida a sus ideas, por lo cual se empecinan en atribuir a lo digital la pérdida de la esencia de la mirada fílmica. Por otro lado están quienes prevén en esta tecnología los avances del lenguaje cinematográfico, como es el caso del 3D.
Uno de los primeros vencidos en la lucha por mantener el formato análogo fue Martin Scorsese, el director clásico contemporáneo que perdió la batalla y tuvo que grabar en digital su última película El Lobo de Wall Street, hoy nominada a cinco categorías en los Oscar. Scorsese es parte de la militancia del cine que buscó imponerse ante la mudanza de lo digital, con largas campañas a favor del celuloide y de la restauración de grabados antiguos. El director de Pulp Fiction, Quentin Tarantino, está también del lado de los enemigos. “Detesto el digital. No me metí en este negocio para esto: el cine no es ir a ver televisión en público; por eso, a veces, me dan ganas de retirarme”, aseguró en unas declaraciones al ser cuestionado sobre la digitalización del trabajo al que ha dedicado su vida.
Dentro del gremio están también quienes han puntualizado sus objetivos en acelerar el proceso, como es el caso de George Lucas, quien en los 90 apostó por digitalizar progresivamente la filmación de la segunda trilogía de Star Wars. Sin embargo, para el capítulo VII de la saga, que se estrenaría en 2015, su director J.J. Abrams buscó resurgir en el toque fotográfico de su entrega los efectos que considera solo dan las grabaciones en 35 mm. De esta manera busca conectar su obra con la estética de las primeras entregas.
En 2013 Estados Unidos cambió la tecnología de todos sus cines a digital. En España aún se mantienen proyectores de 35 mm, entre esos los más fieles, que han prometido cerrar antes que mudarse a lo digital.
Dejar de lado los proyectores convencionales y adaptarse al nuevo estándar es un recorrido que deben atravesar las salas de cine en todo el mundo. En Ecuador la mayoría de las cadenas de cine ya cuentan con esta tecnología.
Lo digital trae beneficios como el abaratamiento de los costos de distribución que, según Diario El País, sería de $ 1.649 a $ 137,4. Esta cifra se opone a los altos valores que implicaría el traspaso de tecnología, que a la vez requiere de una actualización de software a largo plazo. Otro tema en discusión es el corto periodo de conservación del formato. Pero no hay paso atrás, lo digital llegó para dominar la industria del cine.