Seguramente muchas veces nos ha pasado que leemos un libro escrito en el español ibérico o de algún país de habla hispana que no es el nuestro, y no entendemos algunas cosas. Tal vez nos hemos percatado de que en muchos servicios de películas dobladas existe la opción de escucharlas en el español de España o en el de México; algunas veces, incluso, hay la posibilidad de optar por ‘español’, a secas. Es curioso que aunque el español sea el mismo, muchas veces tengamos que recurrir a diccionarios o a los paratextos de los libros (como notas aclaratorias o glosarios) para entender ciertas palabras o expresiones. Claro, en realidad nos entendemos bastante bien, pero hay particularidades que pueden conducirnos a confusiones.
Tal vez muchos no lo saben, pero en ciertas editoriales se contrata gente para que ‘traduzca’ los textos de una variedad a la otra; esto ocurre sobre todo en mercados editoriales como los de España, México y Argentina. Es decir, se ‘traduce’ del español argentino al español ibérico, o del español ibérico al mexicano, o de cualquier otra variedad, como la ecuatoriana, a alguna otra. Estas ‘traducciones’, que en realidad son adaptaciones, adecúan los textos para que puedan ser entendidos por los lectores del país en donde se publica. Y esto no solo sucede con textos literarios, donde los giros varietales son más frecuentes, sino también en textos escolares o de divulgación. Por ejemplo, si se adapta un texto escolar de una editorial española para que sea usado por estudiantes ecuatorianos, se eliminan rasgos propios de esa variedad, como el uso de ‘vosotros’, y se lo ajusta a la variedad meta, es decir, se lo reemplaza por ‘ustedes’, o, de la misma manera, se elimina el registro del tuteo para emplear el voseo de Argentina. La idea es que los destinatarios entiendan el texto de la mejor manera.
Este ejercicio de la adaptación puede parecer a veces un atentado contra la unidad de nuestra lengua española, un intento chovinista de establecer diferencias o un alejamiento del ‘español neutro’ con el que tantas veces se sueña. Sin embargo, no lo es. Se trata de una estrategia orientada a los lectores, y también es una manera de darle a lo propio un valor importante. De hecho, en muchos países de habla hispana, se aplican normas propias (que incluso tienen que ver con la sintaxis), que son establecidas por instituciones que estudian y, de cierta manera, fijan las variedades nacionales. Lo ‘neutro’ es positivo en instancias en las que se fijan estatutos que rigen para todos los países de habla española (como organismos regionales), pero también es necesario conservar y preservar las características propias de cada variedad, porque en ellas también está nuestra esencia.