El mensaje es claro en la nueva obra teatral de Elfriede Jelinek (Nobel de Literatura 2004): «El rey es culpable». La escritora austriaca juega con la cultura pop en On the Royal Road: The Burgher King (En el camino real: El rey burgués), un monólogo que se ha estrenado —a propósito— en Nueva York, la ciudad natal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La actriz Masha Dakic, quien desarrolla el monólogo, ha dicho: «Cuando leí el texto, sentí que era como ver una pintura abstracta». El personaje principal se presenta con los rasgos de la marioneta de los Muppet, la cerdita Piggy. Ciega y con los ojos inyectados en sangre, Piggy se pregunta sobre las facetas de quien llama ‘el rey’, Donald Trump. Ha aniquilado el pasado, confiscado el futuro para llevarlo todo al presente, al instante, al tuit.
Miss Piggy nunca había atacado antes, pero lo hace ahora. En la obra de Jelinek, este personaje de los Muppets se convierte en una especie de figura trágica, y es una de las muchas herramientas que Jelinek usa para ejecutar un comentario mordaz sobre Trump.
El uso despreocupado de este símbolo querido de la cultura popular estadounidense es solo una de las formas con las que Jelinek toma distancia de la manera en que se ha ejercido la crítica contra Trump desde su victoria electoral en noviembre.
Hasta ahora, las respuestas de los artistas a Trump en ese país han tomado la forma del grafiti, performance y las exposiciones artísticas, lo que incluye una estatua del magnate desnudo en Union Square.
En contraste, la de Jelinek es una erudita —y áspera— aproximación, que aborda temas políticos de forma explícita. Se trata de una obra densa y escrita de tal forma que cada palabra y cada frase se inscriben como parte esencial de un todo.
«Déjenme ser. Estoy enferma y no entiendo nada. No entiendo qué fue lo que ordené. ¿Es una pajarera o un nuevo garaje?», dice Miss Piggy casi al principio, y de forma abrupta, continúa: «No quiero hablar de mi madre, nunca. No me importa, si todo está en orden conmigo». Y en esa onda esquizofrénica sigue, cambiando de un tema a otro sin que haya una conexión de por medio.
Son muchas las perspectivas desde las que se narra la obra. Y una de esas es la de un inmigrante o refugiado que ha entrado en pánico: «Somos americanos, pero ya no», recita Dakic al final de una parte que habla del muro que quiere construir Trump en la frontera con México. Y luego hay un comentario sobre quienes apoyan al presidente estadounidense: «Todos dicen lo que él dice. Todos atacan aquello que él siempre ha atacado».
Si se quisiera definir esta obra de alguna manera, podría decirse que es un intento por comprender quién es Donald Trump y qué revela este personaje sobre la sociedad estadounidense.