Mejor actor, el premio más disputado

HOY SE CELEBRA LA 86ª EDICIÓN DE LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA

El azar es siempre caprichoso. Y así como en el sorteo de un mundial, los grupos pueden llegar a ser muy desequilibrados, la conformación de las categorías del Oscar tiene cada año sus particularidades.

Mientras Alfonso Cuarón y su filme Gravity parten como favoritos en sus respectivas categorías (mejor director y mejor película), pocos se atreven a dar un pronóstico contundente en el apartado de los actores en papeles principales.

Si bien se ha posicionado la idea de que Matthew McConaughey tiene las de ganar -por su actuación, muy dura, en una gran película-, las actuaciones que dieron los candidatos de este año dan para que este domingo sea cualquiera el que suba al escenario a recibir la estatuilla dorada.

Uno de ellos, Christian Bale, ya se ha llevado la estatuilla, aunque en la categoría de mejor actor secundario. Es decir que todos pelean por su primer Oscar por un papel principal.

Matthew McConaughey: El actor que renació a los 40

Talvez lo que da la ventaja a McConaughey es que el suyo es un gran papel en una gran película. Pero si de datos historiográficos se trata, lo suyo pareciera de gran mérito: No es cualquier cosa pasar de las comedias románticas para hacer un papel tan complejo como el de Ron Woodroof, un ‘cowboy’ homofóbico que se entera de que tiene sida en la década del 80.

Lo que hace McConaughey con su personaje es notable: Sin dejar de ser un pelmazo natural, Woodroof levanta una cruzada nacional contra las farmacéuticas para conseguir que los infectados con el aún poco conocido virus del VIH puedan acceder a tratamientos más allá de los fármacos permitidos por el gobierno.

Es una cruzada que hace crecer al protagonista -como seguramente sucedió con el Woodroof de carne y hueso-. Si algo hace bueno a un personaje es su evolución, una que lo lleva por los caminos de la tolerancia y la comprensión, al tiempo que corre en los tribunales una carrera contra la misma muerte.

Así como creció el personaje, es plausible el crecimiento de la carrera de McConaughey, que llevaba -como Bradley Cooper- la carga de ser reconocido como un actor más bien de comedias románticas, como The Wedding Planner (2001) y la no tan vieja Los fantasmas de mis ex novias(2009).

McConaughey reinventó su carrera a partir del filme The Lincoln Lawyer (2011), dirigido por Brad Furman, en el que interpreta a un abogado que hace oficina en su auto y que se halla en un epifánico dilema moral cuando defiende a un cliente culpable de un crimen por el que otro fue encerrado.

Leonardo DiCaprio: Un titán ante la “injusticia histórica”
Ya es hora. Es el sentimiento general sobre la candidatura de Leonardo DiCaprio, un actor de lujo que siempre obtiene grandes papeles a los que da grandes interpretaciones. Pero poco o nada ha sido reconocido su trabajo por los premios de la academia.

DiCaprio llega a su cuarta nominación sin haber ganado ninguna, y hay críticos que opinan que no dársela ahora sería una injusticia histórica. Otros consideran que lo que le falta es hacer papeles más arriesgados y salir de una especie de círculo de comodidad.

También se dice que DiCaprio ha tenido tanta mala suerte que cada vez que ha sido nominado, la categoría se ha conformado con competidores que hacen un verdadero ‘grupo de la muerte’.

Pero lo de Leo no puede ser solo mala suerte. Inmortalizado por su papel de Jack en Titanic (1997), el actor ha tenido más de un personaje memorable en la gran pantalla. Ya en su cuarta película tuvo su primera nominación, como el hermano menor de Johnny Depp en ¿A quién ama Gilbert Grape? Pero no ganó, igual que cuando estuvo postulado por su rol de Howard Hughes en El aviador (2004) y de Danny Archer en Diamantes de sangre (2006).

El lobo de Wall Street, película a la que le sobran minutos, parece haber levantado su candidatura a partir de la personificación que hace DiCaprio de Jordan Belfort, excorredor de bolsa de la década del 90. Belfort hizo fortuna a partir de la venta fraudulenta de acciones corporativas en un ambiente donde el cotidiano abuso de drogas y sexo desenfrenado es necesario para estar al ritmo de Wall Street.

Christian Bale: Gordo y calvo lo hace mejor que rico y héroe
A menudo los actores que gozan de gran fama corren el riesgo de ser encasillados en el personaje que los volvió masivamente reconocidos. Pero ese no es el caso de Christian Bale, que decidió -a tiempo- dejar de ser Batman y continuar con una carrera en la que ya había interpretado varios papeles de primer nivel, como The Fighter, que en 2009 le dio su primer y -hasta ahora- único Oscar, en la categoría de mejor actor secundario.

Célebre por su capacidad para bajar y subir de peso de manera dramática, según lo que haga falta para sus películas, ha demostrado con creces lo que se necesita para ser considerado el mejor actor: es un verdadero camaleón.

Si bien American Hustle corre por el Oscar a la mejor película, la historia -basada en hechos de la vida real, como la mayoría en competencia- gana más bien volumen por lo que hacen sus intérpretes, en una lista en la que a Bale se le suman Amy Adams, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper.

Pero el papel de Bale es un punto aparte. Gordo y calvo por primera vez en uno de sus papeles, este enigmático Irving Rosenfeld es un maquinador simpático, tan capaz de hacerse amigo de un político de barrio como de venderlo para salvar su propio pellejo y sentirse arrepentido por el resto de su vida. Y todos le creen.

Bruce Dern: Retoma la vía al Oscar en blanco y negro
La historia entre Bruce Dern y el Oscar parecía periódico de ayer (su última nominación fue por su actuación en Coming Home en 1978) hasta que interpretó el papel de Woody Grant en Nebraska, película dirigida por Alexander Payne.

Nebraska le valió a Dern el premio al mejor actor en la última edición del Festival de Cannes. La película es una road movie que cuenta el viaje de un padre anciano y su hijo adulto para recoger un falso premio de lotería, supuestamente, ganado en el estado de Nebraska.

Conocido como un actor al que le van bien los personajes inestables o del villano de la película, Dern tuvo el papel antagónico en la versión de 1974 de El gran Gatsby (Jack Clayton), donde hizo de Tom Buchanan, esposo de Daisy, la amada del famoso Jay Gatsby. Curiosamente, hoy Dern se enfrenta por el Oscar contra una versión más reciente de Jay Gatsby, Leonardo DiCaprio.

Nebraska, un relato intimista, le ha dado una nueva oportunidad a Dern, quien pese a sus 77 años, no cuenta en su galería con muchos papeles memorables, a diferencia de sus jóvenes competidores.

Chiwetel Ejiofor: Contar loque se piensa con la mirada
En la pasada edición del Oscar, cuando Lincoln y Django Unchained (y sus respectivos actores) competían en la carrera por el Oscar, se decía que las películas sobre la esclavitud estaban de moda. Este año surge 12 Years a Slave (Steve McQueen) y no ha sido una aparición menor.

Chiwetel Ejiofor, un actor británico cuya carrera ha transcurrido más en el teatro que en el cine, irrumpe en la competencia por los premios de la academia merced a una actuación que, a decir de la crítica, expresa con energía el sufrimiento de los esclavos negros en el Estados Unidos del siglo XIX. Ahí destaca la actuación del poco conocido Ejiofor, dueño de unos ojos que no tienen por qué envidiarle capacidad expresiva a nadie.

Del mismo modo en que Matthew McConaughey se alimenta de la actuación de Jared Leto como Rayon, un travesti contagiado de VIH, el papel de Ejiofor en 12 Years a Slave crece con la contraparte que encuentra en Michael Fassbender, como el malvado Edwin Epps.

Pero es a través de la mirada que se construye el personaje de Ejiofor, Solomon Northup, un negro libre que es engañado para ser vendido como esclavo, y que tiene que vivir de esa forma durante el tiempo que indica el título de la película. Todo lo que Northup no puede decir lo expresa con los ojos.