Entre las elecciones de México y el Mundial de Rusia, la banda sigue denunciando en sus canciones los problemas que siguen vigentes hoy. En medio del Mundial de Fútbol y a ocho días de que México inicie sus elecciones presidenciales, Tito Fuentes (guitarra), Micky Huidobro, Paco Ayala (bajo) y Randy Ebright (batería) tocaron en la Plaza Roja de Moscú frente al Kremlin, mientras el presidente Vladimir Putin miraba de reojo desde la ventana. Es la tercera vez que la banda mexicana Molotov se sube a tarimas rusas para explotar de irreverencia con canciones que siempre incomodaron a las élites mexicanas. «Y seguiremos incomodando al político cabrón», dijo el bajista Paco Ayala en 2013.
La sorpresa para ellos fue que sus canciones eran bien recibidas entre los moscovitas. El país ruso se encuentra entre las naciones más polémicas en temas de derechos humanos o en política internacional, por su conflicto con la comunidad LGBTI o su apoyo a Bashar al Assad en la guerra de Siria; de tal manera que la periodista rusa Masha Gessen señala en su último libro que Rusia se encuentra hundida en el totalitarismo. No es raro que la irreverencia de Molotov mueva los ánimos y que haya producido su disco en vivo Desde Rusia con amor (2012).
La relación de la música de Molotov, la política y su explosión en Rusia se encuentran en el documental Gimme the Power (2012), que coincidió con las elecciones presidenciales que eligió a Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El documentalista Olallo Rubio contó la historia mexicana ligada a la contracultura del rock: sus inicios, la era de la dictadura perfecta —como calificó Mario Vargas Llosa al gobierno del PRI en 1990— y la decepción ciudadana ante la inmutabilidad del sistema después de 70 años del PRI en el poder (1929-1999). Para Rubio, Molotov es la explosión que expresa la inconformidad mexicana.
La banda inició en 1995, pero su primer álbum, ¿Dónde jugarán las niñas?, se produciría dos años después. La coincidencia: en 1997, con el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por primera vez el alcalde de México DF no era miembro del PRI. Molotov lanzó cinco álbumes de estudio, uno de remixes y otro en vivo. Su discografía sería la lista de reproducción de la insatisfacción política. Entre canciones emblema encontramos “No te hagas el bobo, Jacobo”, que es la crítica a la manipulación de noticias del periodista de Televisa Jacobo Zabludovsky; o “El carnal de las estrellas”, que se basa en los rumores de las condiciones del mismo canal de televisión hacia las famosas. Por otro lado, “Gimme the power” y “Hit me” son tonadas contra la corrupción política que se convirtieron en himnos para toda Latinoamérica. Además, otra melodía (que se conecta con Trump y su muro), Frijolero, habla del problema de la inmigración ilegal a Estados Unidos. «Es triste que esas canciones sean tan actuales», dijo Randy Ebright en 2016.
El tema que ha causado el impacto menos deseado es “Puto”. La melodía molestó a la comunidad LGBTI, que dijo que era utilizada para ofenderlos. La banda, desde 1997, explica que para ellos significa «cobarde». En 2015, durante una entrevista con los lectores del diario El País a Molotov, surgió la pregunta sobre la homofobia. «Siempre que pasa esto hay que aclararlo. “Puto”, aunque usted no lo crea, es una canción de protesta. Se refiere a la cobardía de dirigentes y de los tres poderes mexicanos que no sirven para ni madres. No es un tema homofóbico», escribió Tito Fuentes.
Molotov no solo logró incomodar a la clase política mexicana. El documental Gimme the Power mostró cómo rockeros viejos como Armando Molina, organizador del mítico Festival Avándaro en 1971, desaprueban su habilidad musical y lírica por el uso de malas palabras. El largometraje también habla de la etiqueta de «fresa» que recibe la banda por parte de la escena rockera mexicana ligada a clases sociales media y baja. Molotov rompe la barrera de los prejuicios y encuentra su reconocimiento.
Tras veinte años de música, lanzará su nuevo disco acústico MTV Unplugged para agosto de 2018. La banda ya no se manifiesta como política. Tito Fuentes ya había dicho en 2015: «Estamos en un bajón (socialmente). No planeamos ser una banda política, describimos el entorno de la banda, criticando un sistema. (…) Es hablar de lo mismo (que no ha cambiado) pero con otras palabras». Las canciones no solo son mexicanas. La incorrección política de Molotov suena desde Latinoamérica hasta Rusia.