No habría que tomar en serio a alguien que propone hacer una precuela de Breaking Bad. Algo que le sigue a una de las series de televisión más celebradas de la última década seguramente fracasaría tratando de igualar las altísimas expectativas que dejó su predecesora. Los spin-offs, esos audiovisuales creados a partir de algo que ya es popular, tienen fama de no funcionar, pues suelen ser solo un intento de aprovechar el éxito de otra cosa que al final se ve mal al lado del original. Que aparte sea una comedia basada en un personaje menor es una buena forma de retrasar tu carrera en la televisión.
O así debería ser, pero Better Call Saul, precuela de Breaking Bad, lleva dos años siendo un éxito de ratings y crítica que recoge galardones cada año. La tercera temporada acaba de llegar a Netflix y no parece que la tendencia vaya a cambiar. ¿Cómo la precuela de Breaking Bad se volvió un éxito por sus propios méritos?
Better Call Saul sigue a Saul Goodman, un personaje secundario de Breaking Bad. La serie original contaba la historia de Walter White, un profesor de química que se convierte en el fabricante de la mejor metanfetamina de la historia. Saul era su abogado. Walter acudía a él en cada uno de sus —frecuentes— problemas con la ley. Saul era lo opuesto a los otros personajes: un tipo extravagante con ropa llamativa que se pasaba haciendo bromas que irritaban a los demás, quienes se tomaban a sí mismos bastante en serio. Pero lo soportaban porque era un hábil abogado, alguien peligrosamente astuto. Es mejor estar de su lado.
El de Saul era un papel diminuto que eventualmente se volvió regular en la serie y un favorito de los fanáticos. El actor que lo interpreta, Bob Odenkirk, fue contratado para aparecer en tres capítulos de la segunda temporada de Breaking Bad. Era básicamente un mecanismo narrativo. «¿Cómo podemos hacer creíble que nuestro protagonista sea un criminal aficionado y que no termine en la cárcel inmediatamente? ¡Un abogado que ayuda a criminales!», respondieron los escritores, ansiosos por ir a almorzar. Ninguno de esos escritores pudo haber predicho que aquel personaje sería capaz de sostener su propio show.
Ahora es difícil creerlo, pero cuando en 2014 empezó la producción, todos temían que fuera un desastre. El cocreador de la serie y su predecesora, Vince Gilligan, dijo públicamente que «puede que todo sea un error», refiriéndose a esa costumbre de fracasar que tienen los spin-offs (¿alguien se acuerda de Joey, la secuela de Friends?). Y no fue el único. Antes del primer episodio (el debut con más audiencia en la historia de la televisión por cable), Odenkirk reconoció que sabían del «enorme riesgo».
La serie resultó más ambiciosa de lo que se esperaba. Better Call Saul cuenta historias de antes y después de Breaking Bad. El antes (la mayor parte de la trama), transcurre en Albuquerque en 2002 y se centra en Jimmy McGill, quien un día pasará a llamarse SaulGoodman. Jimmy es un abogado que defiende a los indefendibles (en el primer capítulo intenta demostrar la inocencia de tres adolescentes que se grabaron jugando con una cabeza robada de una morgue), y aunque conserva sus chistes y particularidades, no es como lo conocimos: opera dentro de la ley y bajo un código de ética. El título de la serie es un recordatorio de su futura transformación en Saul.
El ‘después’ es menos prominente pero no menos interesante. Se trata del futuro de Saul Goodman, que una vez más se ha visto forzado a cambiar su identidad y ahora vive como ‘Gene’, gerente de un restaurante de comida rápida en un centro comercial. En ese futuro triste, Gene trata de dejar atrás su pasado criminal, al que, de todos modos, recuerda con nostalgia.
La serie también cuenta el pasado de otro personaje querido de Breaking Bad, el eficiente y callado Mike Ehrmantraut, quien forma una alianza poco convencional con McGill tras encontrarse con problemas legales. Su historia, repleta de acción y crimen, abarca una gran parte de la serie. Es el protagonista de algunos capítulos.
El resto del elenco lo completan personajes nuevos, todos destacados. Está Chuck McGill (Michael McKean), un abogado exitoso y un ejemplo a seguir para Jimmy, su hermano menor. También está Nacho, narcotraficante con un papel crucial en la corrupción de nuestros dos protagonistas. Por último está Kim, amiga cercana e interés romántico de Jimmy, que se opone firmemente a sus ocasionales faltas de ética.
Aparecen esporádicamente otros personajes de Breaking Bad: Tuco Salamanca y su tío Héctor complican cada cierto tiempo la vida de Jimmy. Y no parece que los cameos vayan a parar: la publicidad de la tercera temporada se enfoca en la aparición del famoso Gus Fring (Giancarlo Esposito), el señor de la droga de Albuquerque.
Aunque hay bastante drama, la serie es en esencia una comedia negra. Cada episodio ve a Jimmy en algún tipo de truco legal para salir de situaciones difíciles y, gracias a la presencia cómica de Odenkirk, es siempre entretenido. En un capítulo, Jimmy convence a un narcotraficante de no asesinar a un par de chicos, llevándolo a concluir que lo justo sería perdonarles la vida, pero solo después de herirlos seriamente. «Reduje tu sentencia de muerte a seis meses en libertad condicional. Soy el mejor abogado del mundo», dice Jimmy triunfante al final.
Suena extraño el cambio de Saul a Jimmy, pues el atractivo principal de un spinf-off es que la audiencia ya conoce a los personajes. De hecho, hay decisiones artísticas extrañas por todos lados. Lo que era antes una serie de crimen es ahora un drama legal; los capítulos duran una hora, algo inusual para una comedia, y el tono es más ligero y el ritmo más lento que en Breaking Bad. Todo esto ha funcionado, y Odenkirk ha sido nominado al Emmy dos años consecutivos, algo que no había conseguido ni con Breaking Bad.
Quizá el éxito improbable de Better Call Saul tiene más sentido si recordamos que Breaking Bad también parecía, al inicio, un caso perdido. Aunque suene extraño, estuvo varias veces a punto de ser cancelada, y al final sobrevivió porque era verdaderamente buena, igual que Better Call Saul. Después de esto, Vince Gilligan podría hacer una serie sobre el sombrero de Walter White, y yo no me perdería ni un episodio.