“El momento romántico del DJ ya se acabó” (AUDIO)

cuando habla de sus influjos se refiere más que a movimientos, a elementos como la naturaleza

La música electrónica es uno de los fenómenos culturales más importantes de nuestra época. Desde sus inicios, con la experimentación sonora de comienzos del siglo XX, no ha hecho más que crecer y evolucionar, de la mano de la tecnología capaz de producirla, hasta convertirse en una cultura de masas global.

Después de décadas de experimentación llegó en el 80, y desde Chicago, Detroit y el Reino Unido, explotó como el movimiento cultural que conocemos hoy en día. En Inglaterra, la música desarrolló un ritual en torno al baile, la inclusividad, el amor en comunidad y una nueva droga que lo potenciaba todo: el éxtasis. El resultado fue la revolución cultural más importante desde la década del 60.

Este ritual, en el que el DJ, maestro de ceremonias, guía a la fiesta por la noche, encontró ecos en todos los rincones del mundo: la música electrónica tocó una fibra profunda, cercana al fuego central que late en el ser humano y que existe antes de nuestras sociedades ordenadas y racionales.

En Sudamérica hace ya tiempo que se baila electrónica en las discotecas. Sin embargo, hasta hace poco no había una originalidad en las propuestas, sonido y temática: solo se imitaba a imitar lo que venía del norte y el DJ era un filtro de músicas lejanas. Pero la escena está cambiando y rápido. El presente está en figuras jóvenes como Nicola Cruz, músico, productor y DJ ecuatoriano, con una propuesta original y conectada con las raíces de su tierra.

Usted viene tocando hace algún tiempo ¿Qué es la música electrónica en esta época?
Primero hay que entender que la música electrónica es y a la vez no es. Es música porque no deja de tener una armonía, melodía y ritmo. Sigue bajo esos parámetros musicales pero no juega con las mismas reglas que otros géneros. Por eso, tienes que oírle con otros oídos; es más una experiencia sonora. Eso le diría a una persona así de mediana edad: que abra sus sentidos a dejarse llevar por una experiencia sonora.

Este tipo de música, tradicionalmente, salió de la experimentación sonora…
A comienzos del siglo XX, gente como Stockhausen o Schönberg empiezan a decir, “ya me cansé de componer en una escala y con unas reglas cuadradas, voy a empezar a experimentar”, hasta que en 1912 sale la música futurista, compuesta con estos conos gigantes. También entraban otros elementos, por ejemplo, una lavadora que marca el compás en unos ciclos de lavado y tú lo combinas con otros elementos. De esta experimentación sonora, junto al desarrollo de la tecnología, empieza a fundamentarse la música electrónica.

Pero luego se convirtió en un rito, con el DJ como maestro de ceremonias, quien se hace cargo del ambiente de una celebración…
Parte de la cultura de la música electrónica es el papel del selector, que podía ser cualquier persona que considere que tiene buena música y se pare en frente de todos y diga ,“en este momento confían en mí, yo voy a poner música para ustedes”. En la raíz está este ritual en el que la gente pone la confianza en ti, para que pongas de tu gusto una selección de canciones que crean ese vínculo mutuo: ellos entregan, tú entregas.

La figura del DJ como selector que no hace su propia música ha sido común en Ecuador, ¿con figuras como usted cree que esto va cambiando?
Ahora, tal vez por la demanda global, de alguna manera es necesario que hagas tu propia música y a la vez seas DJ. El tiempo romántico del DJ se acabó, ya no funciona subirse y poner música de otra gente, el público quiere propuestas originales. Y siempre es interesante ligar lo que haces con la música de otros artistas, es interesante ver cómo se relaciona con propuestas de diferentes lugares del mundo.

¿Cómo ve la escena de los DJ en Ecuador? ¿Cree que realmente se está experimentando, que hay búsquedas en la música?
Vaga. No hay alguien que diga, esto vale 100% la pena. Eso al nivel de música electrónica digamos. Porque luego, del otro lado, hay bastantes propuestas no electrónicas bien interesantes, gente que siempre está dispuesta a colaborar. Hace tres años que estoy metido en la escena, y ha estado muy movida la evolución musical del país, aunque después de un pico siento que se aplanó un poco, lo que es normal: es un período de asimilación.

En Latinoamérica parece que está explotando la ola de los DJ últimamente, ¿qué piensa?
De Sudamérica te puedo hablar. Desde afuera se ve que existe un movimiento sudamericano que tiene unas características muy bacanas, ya está identificado el sonido. Yo me conecto con ese sonido. No pensé en hacerlo, pero como estoy acá, con estas raíces, me llega el sonido de la región. Es algo que creo que hay que aprovechar, no para estilizar y hacer más subgéneros geográficos o algo así, sino porque es algo muy interesante de esta región.

¿Su música está influida por ese sonido, el de esta región? ¿Cuáles son sus influjos en ese sentido?
Sin duda. Por ejemplo, ahora que me preguntas mis influencias, yo pensé si musicales o no. Porque más allá de la música, a mí me inspiran otras cosas, como las montañas, por ejemplo, porque vengo de los Andes. Constantemente es una inspiración y para mí tienen un sonido único. El sonido puede crear la imagen o viceversa. Se traduce.

En un inicio, las primeras fiestas tenían una filosofía de unión, liberación colectiva… En esta época ¿Queda algo de eso?
Creo que partió de esa cultura de liberarse de la música comercial. Ese era el comienzo, la época romántica, era todo por primera vez, hermoso y bonito. Ahora las cosas han evolucionado, se han estilizado, son más complejas.

Por ejemplo, ahora ya no oyes música en cualquier parlante, tiene que ser con el último sistema de propagación y así. Se ha vuelto bien complejo.

Sí sería bueno rescatar esa tradición de simplicidad, porque la música de alguna manera sigue siendo simple.

¿Las tocadas de los DJ, aquella experimentación de la que hablamos, siguen siendo una experiencia de comunidad?
Eso creo que es lo que más gusta de la música electrónica: la comunidad. En el momento que se reúne hay un disfrute, una alegría que nace de esta comunión de todos. Nunca ves peleas ni problemas en esas fiestas, la gente va para bailar.

Eso es increíble, sobre todo si eres DJ, porque puedes llevar a la gente hasta allá, no solo toco esto y luego me voy.