Doce mesas de diálogo, con la literatura como tema central, fueron los espacios en los que se desarrolló la Primera Bienal de Novela Vargas Llosa, en la ciudad Lima, Perú.
Desde la mañana del pasado lunes hasta la noche del miércoles, 40 escritores hispanoamericanos, 15 de ellos peruanos, participaron de los conversatorios.
En la inauguración, acontecida en el Museo de Arte Contemporáneo – Lima (MAC-Lima), el Premio Nobel Mario Vargas Llosa sentó la visión con la que se levanta este reconocimiento para novelas publicadas en los últimos 2 años. “Mientras la escritura siga siendo una forma de pronunciar el mundo, más seguros podemos estar de la conciencia crítica que tenemos frente a la injusticia y la explotación”, señaló.
La Bienal, que recibió 324 trabajos en competencia, tuvo como motor principal a la Cátedra Vargas Llosa, una iniciativa creada en 2011 por la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Además de ella, Acción Cultural Española, la Universidad de Ingeniería y Tecnología del Perú, y el Grupo Hochshild, figuran entre los auspiciantes del evento literario.
Los actos tuvieron como telón de fondo su tránsito por 12 universidades de Lima, en la que los creadores dejaron claras sus posturas alrededor de la ficción y no-ficción.
Este martes, por ejemplo, en una mesa integrada por Alberto Salcedo Ramos, Rosa Montero, Piedad Bonnett y Leila Gerriero, el debate se centró en la relación entre escritura ficcional y crónica periodística. Montero, una de las más destacadas periodistas de nuestra lengua, señaló que en ninguno de los 2 géneros la objetividad es posible.
“Es un engaño creer que se escribe desde la objetividad, pues siempre estará presente la intención que el autor le dé a los hechos, escribir es reelaborar una realidad, a veces de forma compresiva, a veces no tanto, eso ya depende de la forma en la que esté escrita”, indicó.
A su turno, Bonnett comentó el trabajo testimonial del que está revestida su novela Lo que no tiene nombre, en la que narra el suicidio de su hijo, relacionándolo con una forma neutra de contar las cosas. “Quise escribir no por catarsis, no como una deuda para sanar una herida, sino como la forma más honesta de poder contar algo que me llamaba la atención, el gran reto era hacer de esa historia dolorosa un lugar libre de lágrimas”, propuso.
La tarde del miércoles, Arturo Fontaine, Edmundo Paz-Soldán, Héctor Abad Faciolince y Gustavo Faverón, fueron los encargados de extremar sus impresiones sobre la “Creación literaria en el mundo contemporáneo”. Para Paz-Soldán este tema implica un reto en el sentido que la época actual sitúa a la literatura en medio de una serie de avances que antes no existían, pues “el propio cambio físico del libro, la mayor difusión de la lectura, una constante actividad del mercado sobre los autores, pondría en debate continuo la calidad de lo que se escribe en la actualidad”, indicó.
De esta forma, voces como las de Javier Cercas, Jeremías Gamboa, Fernando Iwasaki, Sergio Vilela, Iván Tays, Santiago Roncagliolo, Rafael Chibres, entre otros, han formado un crisol que refleja el buen andar de la literatura española.