El festival de las Artes Vivas desde la mirada de los artistas escénicos

Durante las tres ediciones del certamen de Loja, la Dirección artística ha estado supeditada a una empresa (Ekos), lo cual provoca la crítica de actores.

Concluye la obra Espacio, me has vencido y los espectadores ven al director fuera de su papel: el maestro Kléver Viera camina sobre el piso del Centro Cultural Alfredo Mora Reyes con su elenco alrededor y agradece al público con una disculpa.

Hemos hecho un gran esfuerzo, con mucho trabajo, pero tengo que decir que disculpen por las incomodidades. Este espectáculo no estaba planeado para espacios alternativos, sino para teatro tradicional, de cajón. Uno que no tuve en este festival…

Adaptar la puesta en escena a ese lugar histórico de la capital lojana le tomó dos días de ensayos adicionales al Taller Permanente de Investigación Escénica de Viera. Y se mostraron partes desde perspectivas distintas a las del montaje realizado en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura más de un mes antes, como parte del “Camino a Loja”. Tuvieron, en palabras del director, que “desarmar la obra”.

La docena de artistas sobre las tablas —el piso de un auditorio conformado por sillas y un triple graderío— reciben los aplausos de los asistentes antes de que al maestro le den un reconocimiento por su participación en este, el III Festival Internacional de las Artes Vivas de Loja (FIAVL).

Es el certamen que se instauró en 2017 y 2018 a través de un Decreto (1417) firmado por Rafael Correa mientras era Presidente de la República. El certamen artístico que mayor presupuesto ha recibido del Estado ecuatoriano ($ 29’720.000 en tres años, incluida la construcción de un teatro en 2016). El certamen que quiso poner a Loja como centro de las artes del país y a la empresa Ekos (Stargroup) como su productora. El certamen en que uno de los artistas con mayor trayectoria de la región tiene que aclarar que montó una obra de danza/teatro en una casa-museo.

La ciudad en que se realiza el FIAVL se apega al arte y la cultura con facilidad. La oferta turística gira entorno al certamen, hay espectáculos públicos y en las calles, otros para los que se cobra entrada y es la época del año en que la cartelera del Teatro Nacional Benjamín Carrión Mora se activa. Además, cada edición coincide con las fiestas por su Independencia, el 18 de Noviembre

El día 25 de ese mes, el año pasado, el festival concluyó una edición que por contrato volvió a tener como productora a Stargroup. En 2016 la empresa ya trabajó en parte de la logística y, al año siguiente, tuvo como vocero principal al Raúl Pérez Torres, el Ministro de Cultura y Patrimonio que ratificó que se seguirá realizando al sur del país. En la permanencia de la sede han coincidido diversos actores, todos participantes del encuentro.

En una cafetería del casco histórico lojano, el Viceministro de cultura y patrimonio, Gabriel Cisneros Abedrabbo, recuerda Sangurimas, la obra de gran formato de la edición más reciente. Esta unió a tres colectivos históricos que no habían participado en el festival: Malayerba de Quito, La Trinchera de Manta y Muégano de Guayaquil. El poeta dice estar encantado con su puesta en escena y añade que le hubiera gustado que sea la obra inaugural, lugar que ocupó Gypsy Express, de La Gata Cirko (Colombia).

El festival ya tiene que crecer y poner, para su inicio y clausura, una obra fuerte del Ecuador, eso nos va a empoderar— insiste Cisneros, pese a que el cierre en 2018 se dio con Enemigo del Pueblo, de la Compañía Nacional de Teatro (México).

Entonces cuenta que las propuestas para la apertura y clausura de esta edición fueron hechas por Roberto Sánchez, el actual Director Artístico del FIAVL, y que el Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCyP) ya tiene un presupuesto estimado para 2019.

La cifra se repetiría ($ 2’600.000) y está dispuesto que el MCyP lo incluya en su planificación presupuestaria —al igual que debe hacer el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Loja— por mandato de la Ley para la Institucionalización del FIAVL (Art. 7) que aprobó la Asamblea Nacional el 20 de diciembre de 2018.

Se trata entonces del primer evento cultural que se ha instituido por ley en el país y en La Merced, al suroriente de Quito, el dramaturgo Patricio Vallejo Aristizábal recuerda que siempre hubo la intención de institucionalizar el festival, “aunque no de forma legislativa, que es la manera que encontraron”. Él fue el Director Artístico en las primera y segunda ediciones del FIAVL, es investigador, maestro de actores y dice que “la dirección en arte debe estar sobre la jerarquía de la empresa productora y no a la inversa”, como ocurre en Loja.

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Poner las reglas del festival debería ser misión de expertos, coinciden varios artistas. En las tres ediciones, la propuesta curatorial fue presentada por Stargroup y aprobada por el MCyP. En julio de 2017, Satre —empresa de logística— volvió a contratar a Patricio Vallejo por su experiencia en el primer festival, en el que se había desempeñado como Gerente. Además fue vocero el primer año, “eso le daba una noción artística y privilegio al festival sobre los discursos administrativos y económicos que lo rodean, y que deberían estar en segundo plano —comenta—. Tener vocería desde el ámbito artístico nos permitía manejar mejor la comunicación, su concepto y a los participantes”.

Para el director de Contraelviento Teatro al Margen, las dinámicas que surgen en Loja apropósito del Festival de las Artes Vivas están vinculadas a la promoción de la ciudad, pero “en esencia, se trata de cultura, por lo cual lo escénico debe ser lo esencial”.

La Canción del Sicomoro, obra inspirada en Otelo de William Shakespeare, es la que Contraelviento postuló para la más reciente edición del FIAVL, pero no fueron seleccionados.

El problema es que los recursos públicos para eventos tienen un manejo exageradamente político —considera Vallejo—, se dejan de lado los criterios estéticos y poéticos que son los que deberían primar en los eventos artísticos que obtienen incentivos estatales; incluso quienes reciben desde lo privado estos recursos deberían hacer su programación desde el arte. Siento incluso que ciertos concursos nos han dejado de lado porque yo estuve en la dirección del FIAVL, pese a que me alejé de esta porque consideré que ese cergo debería ser independiente de la productora.

Sobre la integración de tres colectivos que fueron críticos con las primeras ediciones del FIAVL, el dramaturgo señala que “el decreto ejecutivo que dio continuidad al evento, firmado por un presidente al que esos grupos se oponían, hizo que hubiera recursos mayores a los de la primera edición” y valora que los elencos hayan decidido participar.

Pero me pregunto si un costo alto para montar una obra tenga sentido si solo se presenta en una ciudad y durante un par de funciones. Me encantaría ver Los Sangurimas en otros lugares, ya que no viajé esta vez.

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Entre los artistas que han participado en las tres ediciones del Festival de Loja, con diversas propuestas, están los actores Tanya Sánchez y Matías Belmar del colectivo La Insensata. Ella contesta el teléfono en Quito y ratifica que los artistas escénicos han mantenido su posición crítica frente al certamen dentro y fuera de este. “El presupuesto es escandaloso y se ha aignado de una forma que no está acorde a la eficacia de sus resultados”, cuestiona. Para la actriz, el crecimiento del sector con un incentivo artístico como el FIAVL es imposible al tener una “curaduría anticuada”.

La programación no hace posible que se innove, que se creen o exploren otros lenguajes; tampoco apuntala al sector desde lo laboral. El turismo es una industria importante para la ciudad, pero se trata de artes escénicas.

 Carla Calasanz, Tanya Sánchez y Matías Belmar en la sede del colectivo escénico La Insensata, cuya carpa fue removida de tumbaco en 2018 a causa de censura.

Carla Calasanz, Tanya Sánchez y Matías Belmar en la sede del colectivo escénico La Insensata, cuya carpa fue removida de Tumbaco en 2018, a causa de censura.

 

Sánchez asistió a la rueda de negocios en noviembre último. Los programadores invitados, recuerda, buscaban obas de gran formato, que no estaban en los planes de los asistentes. Además, los tres presentes no eran compradores de obras y los vínculos de ese tipo se consiguen en largo tiempo, a través de procesos.

Belmar coincide con los artistas participantes en que hay un divorcio entre los productores y actores del FIAVL. “Hay festivales independientes, en Manta e Ibarra, que generan mejores conexiones y procesos”, repite junto a Sánchez.

Él —que tiene las nacionalidades chilena y ecuatoriana— concluye que en el FIAVL el teatro dramático, para adultos recibe mayor atención que el que es para público infantil. Además, recuerda que los elencos nacionales concursan allí con propuestas que obtienen fondos menores a las de los colectivos internacionales. “Debemos ser atractivos para los programadores que vienen y eso se logra con un mejor proceso o financiado otros eventos de forma más amplia”.