Desde hace un tiempo, los cineastas chilenos Iván Osnovikoff y Bettina Perut se habían planteado no centrar sus películas en las personas. En los catálogos de festivales de cine, “siempre el fotograma es de una figura humana”, dice Osnovikoff, codirector de Los Reyes, un documental que pone el foco en dos perros callejeros que viven en un parque de skate de Santiago.
Originalmente iban a hacer una película sobre skaters, pero el carácter de Fútbol y Chola, un perro mestizo y una perra de raza que nunca se separaban, los llevó a cambiar radicalmente lo que estaban haciendo.
“Cada película tiene su forma de ser contada”, dice Perut, la otra codirectora, quien sentía que, formalmente, la película no estaba funcionando hasta que encontraron a estos personajes que eran únicos.
En Los Reyes, la cámara sigue todo el tiempo a Fútbol y Chola, pero detrás de ellos, o alrededor, e incluso en off, van ocurriendo cosas que le dan volumen a la vida diaria en el Parque de los Reyes, en Santiago.
Cambiar a los protagonistas abrió todo un mundo de posibilidades para los directores, entre ellas, que los chicos que hablan en off se sientan más relajados hablando de sus problemas. Problemas de la vida, rollos ilegales, siempre temas sensibles.
Perut y Osnovikoff, que han trabajado juntos por cerca de 20 años, son parte del cartel de invitados al Festival EDOC, donde exhibirán Los Reyes.
¿Por qué decidieron cambiar a la historia de Fútbol y Chola?
Iván Osnovikoff: Mientras estábamos grabando, algo no estaba resultando, en parte porque los chicos estaban ligados a actividades ilegales, así que no funcionaban muy bien en cámara. Entonces aparecieron Fútbol y Chola, que eran unos personajes únicos. En el fondo, lo que uno hace como realizador de no ficción es hacerle caso a la realidad. Tuvimos que girar la mirada hacia ellos.
Bettina Perut: La película con los skaters era muy convencional. Yo sentía que no tenía nuestro sello artístico. Cuando descubrimos a los perros, había todo un potencial cinematográfico, para indagar, era un mundo nuevo… Y las conversaciones en off llenan ese mundo.
¿Cuál es su sello artístico?
BP: Queremos que la imagen hable por sí sola. Lo que nos pasaba al inicio con Los Reyes es que con los seres humanos, que eran nuestros personajes, la palabra era preponderante y no entregaban visualmente. Y nuestro sello artístico está por irse con narrar una realidad de forma distinta, situar la cámara en otros lugares, descubrir los materiales de una forma distinta, y sentíamos que con los perros podíamos experimentar cinematográficamente.
¿Por qué cuando suenan los testimonios en off de los skaters seguimos viendo a los perros?
IO: En el montaje nos pareció bien mantener los diálogos porque estaba el origen de la película. Hace 8 años Bettina me regaló un skate para que lo retomara. Empecé a ir al parque y a escuchar las conversaciones, y vi que había pie para un proyecto. Siempre valoramos el potencial de esos diálogos, a pesar de que en la imagen sacamos lo humano, lo conservamos en el sonido.
¿Y cómo accedieron a hablar?
BP: Inicialmente ellos estaban un poco retraídos. Pero uno con los personajes establece relaciones de confianza y de complicidad. Y esas grabaciones son el resultado de estar mucho tiempo con ellos. Sabían que no los íbamos a delatar. Llega un minuto en que se olvidan de la cámara y pueden incluso ser mucho más íntimas las conversaciones.
IO: Ayudó a esa complicidad el hecho de que los chicos supieran que ya no iban a ser ellos los personajes. Cuando supieron que eran los perros, se relajaron.
¿Cómo caracterizaron a los perros?
BP: Fútbol se ponía en la boca latas, pelotas, palos y uno como director aprovecha estos elementos que son peculiares. Había otros elementos de Fútbol, la observación, y él instaba a Chola a lanzar la pelota. Usamos como elemento narrativo una característica de Chola que era el aullido cuando sonaban las sirenas. Esto nos pareció increíble a nosotros. En otra parte construimos este aullido como uno de pérdida de Fútbol, su compañero. Es en el rodaje donde realmente uno conoce a sus personajes.
¿Cómo construyeron el espacio a partir de Chola y Fútbol?
IO: Es algo que ya tenemos bastante incluido en nuestra metodología de trabajo. Nos interesa ver cómo, a través del espacio, nosotros somos un punto más en una red de relaciones que se despliegan en un espacio. Como dice el verso: más que el tiempo, somos el espacio. El espacio también es un personaje. Al mismo tiempo, buscábamos la manera de capturar ese espacio con una dinámica muy amplia en términos visuales, no solo a una escala visual humana, sino a escalas que son adecuadas a los elementos con los que trabajamos, desde lo muy pequeño hasta lo muy grande. En nuestro diseño de rodaje siempre usamos dinámicas visuales que tengan que ver con cómo el espacio se hace también personaje.
Viendo la película da la sensación de que la convivencia de los perros con las personas es posible. ¿Ustedes también lo creían así?
IO: En Chile hubo un evento mediático que fue el asesinato de un perro, Cholito, en una galería comercial, y eso generó una condena que además ha tenido una nueva ley de protección de mascotas y tenencia responsable. A pesar de eso siempre pensamos que algo le podía pasar a los perros. Por eso nos dedicamos a grabarlos exclusivamente durante un año, porque no teníamos cómo protegerlos si no era instalándonos a vivir ahí o sacarlos de ahí, y ambas cosas eran incongruentes con la realización de la película.
¿Cómo fue para ustedes la muerte de Fútbol por envenenamiento?
BP: Que muriera el protagonista de la película, un ser al que amábamos, al que grabábamos 6 o 7 horas todos los días, fue terrible. Cuando nos avisaron fuimos hacia allá, estuvimos 3 días con él en la clínica. Murió junto a nosotros, porque ya no había posibilidad de salvarle la vida. Y se derrumbó todo. El parque no era lo mismo, no fotografiaba bien, no sé cómo explicarlo, y Chola permaneció ahí, jugaba en un inicio, pero estaba sola. Casi un año después seguimos yendo a ver a Chola, pero un día desapareció, así que tomamos la decisión de adoptarla. Fue difícil porque era una perra libre, la estrella del parque, pero estaba muy expuesta.
¿Y cómo está Chola ahora?
BP: Vinimos a vivir al campo, entonces hay un terreno, y además de jugar con nosotros, con muchas pelotas, la sacamos a pasear por el vecindario, que tiene viñedos, árboles y es amada por todos. Y es nuestra Cholita, nuestro amor, y ahora vamos a construir un bowl. Iván va a poder andar en patineta en el bowl, pero lo que me interesa es que Chola pueda jugar con la pelota.
¿Qué aprendieron en Los Reyes?
BP: Todas las películas, en el fondo, son un nuevo experimento en el que buscamos cómo contar de una forma que no haya sido utilizada. Cada película requiere su propia narrativa. El aprendizaje, en el fondo, fue encontrar un elemento distintivo para contar acerca de un espacio, y la utilización de los puntos de vista de los encuadres, de cámara, la indagación cinematográfica de nuestros dos personajes, de cómo conjugar eso con el habla de los skaters. La otra cosa fue lograr que dos personajes que no son seres humanos, que son dos perros, puedan sostenerse durante más de una hora en la película. Y que el público pueda relacionarse con estos seres que son distintos.
IO: Creo que hay un hilo conductor entre nuestras películas, que siempre vamos tras las bambalinas. El ser humano tiende a representarse de manera complaciente a sí mismo, pero es posible dar una visión del mundo en la cual el humano no es central, y otros seres pueden, a través de la sensorialidad visual y sonora, transformarse en agentes constructores de una obra narrativa. Es lo que más nos contenta.