Carlos Lyra: «La bossa nova fue algo espontáneo»

Como tantas otras veces, había acordado con el guitarrista Nelson Faría tomar un café en su casa, cerca del Jardín Botánico de Río de Janeiro. Cuál fue mi sorpresa, que esa misma tarde, Nelson dictaba una clase de guitarra para Carlos Lyra (Botafogo, Río, 1939), el melodista de la bossa nova y padre de la también cantante Kay Lyra. Alguna vez, Vinícius de Moraes lo nombró parte de su «santísima trinidad», junto a Tom Jobim y el propio Vinícius. Esa tarde, luego de una amena charla, me concedió esta exclusiva.

¿Carlos, desde cuándo estás haciendo música?

Exactamente desde 1954, cuando hice mi primera canción ‘Cuando llegues’ que luego Caetano Veloso grabó. Después de aquello, nada me detuvo y seguí componiendo canciones y dando clases de guitarra. No te olvides de que Roberto Menescal y yo fundamos una academia de guitarra en la que mucha gente, como Edú Lobo, Wanda Sá, Nara Leao, Marcos Valle, aprendió a tocar ese instrumento.

¿Quién fue tu primer compañero de composición?

Nadie más que yo mismo, puesto que escribí otra canción que se convirtió en éxito internacional. Me refiero a ‘María Ninguem’, más conocida en el público de habla castellana como ‘María’ nomás. Fue después de que compuse temas con un compañero llamado Ronaldo Bóscoli.

¿Aquel que la gente conocía como el cronista de la bossa nova?

Exactamente. Tenía una forma muy particular de escribir y una de las letras más sobresalientes es la de la melodía ‘Lobo bobo’ en la que prácticamente no usa artículos: «… Lobo canta, vive, promete todo hasta amor…». Luego trabajé con un letrista muy controvertido llamado Geraldo Vandré, un verdadero campeón en los festivales de la canción brasileña, para posteriormente trabajar con Gianfrancesco Guarnieri y Vinícius de Moraes. Con este último hice algunas de las más conocidas canciones de mi repertorio, como: ‘Primavera’, ‘Voce e Eu’, ‘Minha Namorada’ y ‘Quarta Feira das Cinzas’.

¿Cómo fue la experiencia en tu paso por México y Cuba?

A Cuba nunca fui, si bien soy fundador del Instituto Brasileño-Cubano y tengo una simpatía muy especial por el Che Guevara, que ayudó mucho a Fidel Castro en la Revolución. En México viví cuatro años, hice muchos amigos y tuve una experiencia maravillosa trabajando con Stan Getz.

¿Y las mexicanas?

Tuve algunas novias, pero se enojaron porque al final me casé con una norteamericana. «Teniendo tantas mexicanas aquí te casas con una gringa», me dijeron. En todo caso, adoro México, pero también el bolero que influenció a la bossa nova.

¿Te gusta el bolero?

¡Muchísimo! Al punto de que he escrito varios como ‘Quién sabe un día’ y ‘Era Copacabana’, este último con la compositora y cantante Joyce.

A corto plazo, ¿cuáles son tus proyectos?

Viajo para Japón para hacer la promoción de una película que hicimos Roberto Menescal y yo, basada —de manera muy libre— en testimonios nuestros sobre la bossa nova. Luego retorno a Brasil para hacer una presentación con la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo.

¿Llegaste alguna vez a escribir canciones con Joâo Gilberto?

Nunca, pero además de presentarnos juntos en noviembre de 1962 en el famoso concierto de bossa nova en el Carnegie Hall, Joâo Gilberto ha interpretado muchas de mis canciones.

¿Cómo encuentras la música brasileña que se hace ahora?

La música brasileña que se difunde actualmente por las radios, gracias al empuje de algunas discográficas multinacionales, debo decir, la encuentro muy mediocre; pero la que se hace tras bastidores, en sellos independientes, es muy buena. Desafortunadamente poca gente la conoce, porque no hay mucha promoción en los medios de comunicación y en las casas de espectáculos.

De un modo general, nuestra cultura no anda muy bien porque tenemos un presidente inculto que nunca leyó nada.

¡Pero tuvo un gran Ministro de Cultura!

No es así. Gilberto Gil es sin duda un gran compositor, pero nos espantó a todos queriendo, con una ley, terminar de plano con los derechos de autor. No me parecen buenos ministros aquellas personas que pretendieron utilizar su prestigio y su poder para acabar con los derechos de autor.

Cuando recién empezaba a surgir la bossa nova, por 1955 más o menos, ¿cuáles eran los músicos que más admirabas?

En Brasil, Custodio Mesquita, Ari Barroso, Dorival Caymmi y Heitor Villalobos por supuesto. Fuera de Brasil, los cinco grandes de Estados Unidos: Irving Berlin, Richard Rodgers, Gershwin, Chet Baker, Cole Porter, Gerry Mulligan, Shorty Rogers.

¿Y qué decir de músicos y cantantes brasileños como Johnny Alf y Dick Farney?

Suenan un tanto chistosos esos nombres americanizados, pero en esa época tener un nombre brasileño no servía de nada, debías tener un nombre de gringo para trascender. Estos dos músicos junto a Lúcio Alves y Dolores Durán fueron unos verdaderos precursores de la bossa nova. Quiero puntualizar que la bossa nova no fue un movimiento, porque este concepto presupone un manifiesto de algo organizado, fue más bien un brote de cultura en una época extraordinaria de la historia brasileña, que fue el gobierno de Juscelino Kubitchek. La bossa nova fue algo espontáneo.