Bombal: una literatura entre la niebla

Si hablamos de literatura chilena, indudablemente habrá que mencionar a una mujer talentosa y con gran sentido de la percepción hacia el futuro. Siempre sonará el nombre de María Luisa Bombal, al recordar la generación de 1938, en la que destacaron autores como Gonzalo Rojas, Nicomedes Guzmán o Miguel Serrano.

Desde el punto de vista formal, Bombal no fue parte de este grupo que producía una literatura de carácter social, con novelas de un fuerte estilo realista. La obra de Bombal no solo marcó un nuevo concepto de la novela chilena de la época sino que revolucionó la narrativa hispanoamericana. En sus libros, presenta la complejidad femenina desde y en todas sus formas. Toda su obra está marcada ligeramente por preferencias literarias como la de la escritora sueca Selma Lagerlöf, marcando un distanciamiento del naturalismo que abundaba en su tiempo en las letras chilenas.

María Luisa Bombal nació en Viña del Mar el 8 de junio de 1910. Tras la muerte de su padre, cuando tenía unos doce años, abandonó su país natal para radicarse en París, donde estudió Latín y Letras en la Universidad de la Sorbona. Además de Literatura, estudió violín y teatro.

Cuando tenía 21 años, regresó a su país, donde empezaría su carrera literaria, así como sus avatares amorosos. Poco tiempo después de llegar a Chile, conoció a Eulogio Sánchez, quien marcaría su vida para siempre. Se enamoró de él y sufrió un abandono que —al parecer— jamás lograría superar. Con el tiempo, se convertiría en un amor enfermizo que traería consigo una tentativa de asesinato y un intento de suicidio. Quizá sea este el detonante por el cual en casi toda su obra se fundan vida y muerte para discurrir en su macrocosmos literario.

Dos años después, llegó a Argentina, tras una invitación de su amigo y entonces cónsul Pablo Neruda. En Buenos Aires consolidaría su labor literaria, estableciendo amistad con los más grandes intelectuales de entonces, entre los que destacan Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Federico García Lorca. Se involucró con la revista Sur, publicó La última niebla y La amortajada, hasta regresar a Chile en 1940.

Por las letras de María Luisa se pasean, con un fuerte lirismo, el subconsciente y el enigma del mundo de los sueños; la estudiosa chilena Lucía Guerra, en la introducción de las Obras completas de Bombal, la compara con Rulfo: «La actividad creativa de María Luisa Bombal corre a la par de la producción literaria de Juan Rulfo. En el caso de ambos escritores, una primera novela de muy breve extensión (La última niebla, Pedro Páramo) produce un quiebre en los formatos tradicionales, abriendo los umbrales de una nueva escritura revolucionaria del género novelístico».

La última niebla fue publicada en 1935 por el sello editorial Andina en Buenos Aires y contó con el auspicio de Oliverio Girondo y Norah Lange. Con una problemática femenina, podemos ver en sus páginas una estructura abierta que permite la configuración del monólogo interior. Marcando un contrapunto espacio-tiempo, constituye la técnica de una narrativa ambigua y una realidad poética. En palabras de Guerra, «resulta ser un tapiz geométrico de oposiciones y reiteraciones que se funden y se confunden en el andamio polisémico y ambiguo de la niebla».

En esta historia, narrada en primera persona por una mujer, estamos ante un personaje anhelante de amor y deseos de entrega. La trama que se planta en la frontera de la realidad y el misterio para tejer los hilos de un romance que se origina en un encuentro impensado que deja dudas sobre su existencia, un relato que se debate entre la evocación y la memoria, entre la frustración y el delirio. La niebla abre el telón de fondo por el que se cuela el halo de un amante fugaz, traído entre el sueño y el recuerdo, sumergiéndonos en una constante lucha entre fantasía y realidad. «El entretejido entre lo misterioso y lo lógico resulta ser, de esta manera, la modelización metafórica de una existencia postulada a partir de Friedrich Nietzsche y el pensamiento posmoderno como un haz de antítesis no resueltas».

Bombal nos ofrece una novela que ocurre en el subconsciente femenino, cuya única verdad es marcada por el amor y los hechos que surgen como apariciones oníricas de los que hasta la misma narradora termina dudando. Es una historia breve pero llena de intensidad por el virtuosismo que desprende de su poética, en medio de una naturaleza delirante en torno al fenómeno del amor como enigma del designio humano, «(…) constituye en sí una metáfora que es también un acto de insubordinación en los cuarteles de la razón».

Luego de esa primera obra, se sumaría La amortajada, considerada por los críticos como su novela más importante; publicada en 1938, también en Buenos Aires, bajo la dirección de Victoria Ocampo.

La autora, fiel a su línea, crea —del mismo modo— una novela llena de misterio a través de una mujer muerta que recuerda su vida; nuevamente están presentes la atmósfera onírica, el lenguaje simbólico, la ambigüedad espacio-temporal, introspecciones psicológicas. Incluso, el mismo Juan Rulfo confesó que «La amortajada era una novela que lo había impresionado profundamente en su juventud e, indudablemente, no obstante el importe folclórico y político atribuido a la muerte de Pedro Páramo, la noción de los personajes muertos y aún rondando por la vida son un eco intertextual de la novela de María Luisa Bombal».

A pesar de que la producción de la escritora chilena no es muy amplia, sí fue categórica y de gran calidad. Sus letras son un acto de magia de los caracteres psicológicos, los códigos morales que transgrede a través del amor, la simbología de la libertad femenina, la muerte paralela a la vida, el sueño como búsqueda de una realidad; características que rondan por sus cuentos posteriores, como ‘El árbol’, ‘Las islas nuevas’ y ‘Trenzas’, entre otros. En palabras de Lucía Guerra, «elabora un espacio propio en el cual la mujer deja de ser musa y mujer esculpida en relieve, para convertirse en personaje de una problemática que devela, en parte, la circunstancia de la mujer latinoamericana durante la primera mitad del siglo XX».

Su obra es una redefinición de su ser y de su sexo, un cosmos de sentidos que se presenta dentro de la naturaleza como marco de ese autodescubrimiento.

Bibliografía

Guerra, Lucía (compiladora), Obras completas. María Luisa Bombal. Santiago de Chile: Zig-Zag, 2015 (cuarta edición).