La película se estrena este 25 de marzo en quito

En el Ecuador, millones de personas se ganan la vida en las calles de las ciudades, pequeñas y grandes. Sobre el papel, no son más que cifras vagas de lo que la burocracia llama ‘comercio informal’, es decir, una fuente de problemas que no encaja con el modelo de desarrollo y una visión comercial de lo que debe ser la ‘cultura’: una marca de ciudad para promocionar el turismo.

Lo que a menudo se olvida, lo que las cifras –por su propia naturaleza impersonal– son incapaces de sacar a la luz, es que detrás de cada dato, de cada número insignificante, hay una historia de vida profundamente humana. A menudo en estas historias hay mucha tragedia y sufrimiento de gente honesta que quiere ganarse la vida de la mejor manera posible, usando lo poco que tiene a su disposición: frutas, gafas, helados o una canción, todo por un dólar.

Por la larga historia de precariedad de la economía ecuatoriana, este tipo de vendedores ambulantes es cultura viva del Ecuador, parte inseparable de su patrimonio humano.

Por eso, si las estadísticas, único medio de comunicación entre la gente y la burocracia municipal, no sirven para contar estas historias y llegar a la raíz del asunto, este trabajo deberá hacerlo el cine.

Con la intención de entrar en lo humano de la problemática, el documental ¡A un dólar! ¡A un dólar!, de María Aguilera Reche, estrenado en el contexto de la muestra Cine ciudad del Ochoymedio, explora la vida de los vendedores ambulantes en el Centro Histórico de Quito, intentando explicar la compleja historia de la persecución y menosprecio por parte de las autoridades y policías -a menudo con violencia verbal y física- que buscan implantar un modelo político de ciudad.

El resultado es una película fuerte y compleja, en la que los vendedores, señoras mayores, niños, gente humilde y pobre, de pasados conflictivos y difíciles, aparecen como seres humanos en busca de dignidad y una vida mejor, mientras que autoridades municipales, en contraste con la honestidad de estas personas, quedan retratadas por sus propias palabras en la cámara.

“Uno de los elementos que más irrespeta el espacio público es el comerciante que no tiene sitio fijo, y más aún cuando esa actividad interfiere en la libre circulación y la seguridad de la ciudadanía”, dice el jefe de la Policía Metropolitana, Carlos Maldonado, sobre las señoras mayores que llevan toda la vida en la calle, además de otras personas cuya vida no les ha dado otra opción.

“Se ha discutido con ellos de zonas de descongestión para que puedan trabajar. Deben ver esas zonas como potenciales para el desarrollo y no centrarse únicamente en la tradición”, dice el concejal Eddy Sánchez, en referencia a los centros comerciales adonde los quieren reubicar.

Mientras tanto, hablando con un lenguaje humano, los vendedores piden respeto y comprensión hacia su situación, sin palabras complejas ni grandilocuentes.

“En el mediodía invierto en mi almuerzo, para la tarde es como si no hubiera trabajado. Me quedo en nada y nuevamente es como salir a trabajar”, dice una joven que vende chocolates. Fue abandonada por su novio tras quedar embarazada. Ahora trabaja en la calle, con su niño siempre al hombro.

La ciudad es una suma de luchas y tensiones continuas. En ningún caso es fácil imponer una planificación municipal, porque los intereses particulares siempre están en conflicto. Por eso, no importa demasiado si las intenciones son buenas.

Sin embargo, en este caso, como cuestiona el documental, quizás habría que revisar esos objetivos.

Como dicen las mismas fuentes municipales, buscan promocionar una ‘marca’ corporativa de la ciudad, en la que vendedores como estos no pueden entrar porque ‘molestan a los turistas’. En este modelo, basado en ciudades europeas capitalistas como Barcelona, el Centro Histórico debe verse como una postal, en la que los problemas de fondo -desigualdad y pobreza- no son resueltos sino encubiertos.

Datos

En el foro posterior a la película estuvo Florencio Delgado, decano del Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades de USFQ.

La muestra Cine ciudad finaliza hoy en la sala de Ochoymedio, ubicada en el barrio La Floresta, de Quito.

Las dos últimas sesiones serán con las películas The Pruitt-Igoe Myth y Construcción de una Ciudad, ambas programadas para las 18:00 y 20:00, respectivamente.

Entre los invitados a los foros para hoy estarán Juan Diego Donoso; Diego Hurtado (Asociación de Peatones de Quito) y la urbanista Yadhira Álvarez.