La primera vez que Cartón Piedra salió con diario EL TELÉGRAFO, lo hizo el 23 de octubre de 2011, en una edición de 16 páginas. Desde entonces, han cambiado muchas cosas. Ha ha bido tres rediseños, el número de páginas ha variado en diferentes ocasiones, el día de circulación cambió de domingo a viernes, y la forma de compartir nuestros contenidos en inter-
net ha ido desde el modesto link de descarga en pdf, pasando por la plataforma digital del diario, hasta nuestro propio sitio web, que hoy se está relanzando con una selección de nuestros artículos más leídos a lo largo de todos estos años. Hay muchísimas cosas que son diferentes ahora, pero la esencia sigue siendo la misma.
Cartón Piedra nació como la revista en la que la cultura, en todas sus formas y en todos sus alcances, tendría un espacio privilegiado, una deuda que los medios de comunicación de este país mantienen con la audiencia. Y aquí estamos, casi ocho años después, resistiendo al lugar común de que pensar en la cultura no es negocio.
Por eso es una bellísima casualidad el hecho de que el número de esta edición, el 400, tenga un vínculo más que fonético con el Quattrocento italiano. Esa época, comprendida entre 1400 y 1499 (de ahí el nombre), fue la primera etapa del Renacimiento.
Aquello de ser el nacimiento del Renacimiento no es cualquier cosa. Frente a un arte dominado por los motivos religiosos (majestuosamente expresados en las catedrales góticas que poblaban Europa), en la Florencia del siglo XV empezó a florecer una expresión artística que llevaba consigo una intención humanista: las ciencias (en especial las matemáticas, la física y la geometría) se convirtieron en parte fundamental de las artes y los artistas pasaron a ser considerados como creadores intelectuales en lugar de simples artesanos. Fue el nacimiento de la figura del autor. El inicio de lo que nos ocupa hoy y le da una razón de ser a esta revista.
¡Felices cuatrocientos! CP